En el cultivo, enseñanza y defensa del español

Por urgente necesidad de reemplazar en el diario «El Tiempo» al lingüista y académico que sostenía una columna de cosas del lenguaje, inicia la suya, con el encabezamiento de «Idioma y  Estilo». La primera aparece… y tiene tanta acogida que se convierte en trisemanal. El periodista y poeta que escribía en «El Mercurio» de Cuenca, con el seudónimo de Bragelone (Rubén Astudillo), dio este juicio de esa columna: «IDIOMA Y ESTILO introdujo una época en el periodismo nacional. Y, así se mantuvo. Sentando cátedra. Haciéndose sentir. Dueña de una agilidad prácticamente seductora. Fácil de ser  leída y asimilada… como un relato, como un cuento. Chispeante» (28 de abril de 1970).

En 1969 a base de una serie de artículos de «Idioma y Estilo» publicó Tratado práctico de puntuación (Quito, Editorial «Santo Domingo»), libro que recibió los más elogiosos comentarios en diarios de Quito, Guayaquil y Cuenca. «Debemos señalar que aventaja en mucho a los que, de autores extranjeros, hemos conocido. He aquí, pues, una ayuda magnífica, amena, sabia para toda persona que quiera evitar vergüenzas al escribir o que, por lo menos, quiera dotar a su expresión de vigor, de consistencia y buen gusto» («El Universo», Guayaquil, 23 de noviembre de 1969).

En 1967, el Ministerio de Educación lo designa miembro de la  Comisión que debía revisar los programas de castellano del ciclo básico. Y al año siguiente se le hace igual pedido para la Comisión que revisaría los programas de Iniciación Literaria y Composición.

Y en 1970 elabora los programas de Análisis Literario y Composición del Ciclo Diversificado, en la modalidad de ciencias sociales, que el Ministerio de Educación publica en un folleto.

En reconocimiento de todas las tareas que Rodríguez Castelo cumplía en la enseñanza de la lengua -en la cátedra, en el Ministerio de Educación y, muy especialmente,  en la prensa- el Gobierno español le confiere la condecoración de la Orden del Mérito Civil. En el solemne acto en que se le impuso la condecoración (16 julio 1970), dijo: «Amo toda la sustancia de España. Amo su lengua y, haciendo profesión cada día de espíritu quijotesco, que en lo humano es para mí el más alto y limpio espíritu que tenerse pueda, rompo lanzas por esa, nuestra lengua castellana». Aludía el condecorado a una sección que había creado en la columna de «Idioma y Estilo», a imitación de la que tenía «La Codorniz» hispana, de una «Cárcel de Papel», a la que iban a dar, tras el respectivo juicio, quienes maltrataban la lengua, así fuesen altas autoridades, solemnes instituciones o escritores más o menos famosos.

Todos estos trabajos mueven a la Academia Ecuatoriana de la Lengua a designarle Miembro Correspondiente. Se incorpora como tal en sesión solemne tenida en  el Salón de la Ciudad el 10 de febrero de 1971. Su discurso de rigor fue sobre el libro del protohistoriador, Juan de Velasco: «La «historia del Reino de Quito», obra maestra de narrativa». En la presentación del nuevo académico, el director de la Academia, Dr. Julio Tobar Donoso, exaltó: «Rodríguez Castelo ejerce, a su manera, una especie de soberanía: es un Poder encargado de la vigilancia del idioma»

Ese mismo año 1971 concurre como consejero de la delegación ecuatoriana a la Conferencia de Ministros de Educación y Ministros encargados del Fomento de la Ciencia y de la Tecnología en relación con el Desarrollo en América Latina, que se realiza en Venezuela de 6 a 11 de diciembre de ese año.

La Dirección General de Relaciones Culturales del Ministerio de Asuntos Exteriores de España le adjunta ficha personal para incluirlo en un «Repertorio de Hispanistas» que prepara, «considerando que Ud., por su conocida trayectoria y estudios, debe, a todas luces, estar incluido en dicho repertorio» (Comunicación del Embajador Ibáñez y Ga. de Velasco, de 17 de mayo de 1972).

Es designado «asesor responsable» de la redacción de ponencias y documentos de la Primera Reunión Internacional de Ejecutivos de Cultura de los países signatarios del Convenio Andrés  Bello (1973).

Y este mismo año comienza larga serie de cursos de redacción en las más diversas instituciones que lo requieren. El primero es de redacción técnica en la estación experimental «Santa Catalina».

El 23 de enero de 1975, se incorpora como Miembro de Número de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, pronunciando, en la Casa de Benalcázar, su discurso reglamentario: «El gran fresco occidental y americano del siglo, como introducción a la Literatura Quiteña del XVIII». El académico Hugo Moncayo, en el discurso de respuesta, ha dicho: «Don Hernán Rodríguez Castelo es uno de los prestigios más firmes de las nuevas promociones literarias ecuatorianas, a pesar de su juventud, y representa una revelación en los variados campos de su actividad creadora. Infatigable en su tarea de sembrador de ideas, posee ya un magnífico acervo de conocimientos, y hombre leal a estos, los esparce, mantiene y defiende, en la prensa diaria, la cátedra y el libro, a los que ha entregado la razón misma de su existencia» («El Tiempo», Quito 24 de enero de 1975).

El prestigioso editorialista Patricio Quevedo Terán, en artículo que atendía a las múltiples facetas del nuevo Académico, decía de sus tareas idiomáticas: «Pero la fase más próxima de la actividad de Rodríguez  se vincula con los trabajos lingüísticos. Es posible que al común de los mortales nos invada un ligero malestar, cuando de pronto nos enfrentamos con los secretos de estructura del idioma, pero esa reacción no autoriza, para que se arrumbe la  tarea, como inútil antigualla, superada por las voraces exigencias del vértigo económico» («Rodríguez Castelo, Académico», «El Tiempo», 28 de enero de 1975).

Numerosas voces de todo el país destacaron el ingreso de Rodríguez Castelo a la Academia. El Ministro de Educación, general Guillermo Durán, le felicitaba así: «Sus elevados méritos de escritor, filólogo, lingüista, crítico de arte y periodista, lo ha promovido a usted a tan alta Institución, honra de la cultura académica del mundo Hispano-americano».

A los pocos días de la incorporación como Miembro numerario  de la Academia Ecuatoriana, le llegaba esta designación de la Real Española: «A propuesta de los Excmos. Sres. D. Vicente García de Diego, D. Alfonso García Valdecasas y del que suscribe, la Real Academia Española nombró a V. S., en junta celebrada anoche, mediante votación secreta y unánime, individuo de esta Corporación en la clase de Correspondiente hispanoamericano en el Ecuador, dando así testimonio de apreciar justamente los conocimientos y  méritos de V.S. en relación con las materias propias de nuestro Instituto». Lo firmaba A. Zamora Vicente, secretario de la Real Academia Española, 7 de febrero de 1975.

Cuando las celebraciones del I centenario de la fundación de la Academia Ecuatoriana, la Academia entregó diploma de honor al diario «El Tiempo» por sus empeños en defender y enriquecer la lengua española. El acuerdo correspondiente, decía:

  1. Presentar públicamente su reconocimiento al distinguido Académico de Número, señor don Hernán Rodríguez Castelo, por la tarea que cumple a través de su columna «Idioma y estilo» del diario «EL TIEMPO», limpiando, fijando y dando esplendor a nuestra lengua, según reza el lema de la Academia.
  2. Entregar el presente DIPLOMA DE HONOR al diario «El Tiempo», como testimonio del valor que la Academia Ecuatoriana da a su firme voluntad de contribuir a preservar y  enriquecer la lengua común de la Hispanidad, manteniendo una columna bisemanal especializada en su página editorial y habiéndola confiado a persona de reconocidas probidad intelectual y competencia periodística

Dado en Quito, el día 4 de mayo de 1975, en que se cumple el I Centenario de la Academia Ecuatoriana de la Lengua.

                 Julio Tobar Donoso         Piedad Larrea Borja.

 

En septiembre de ese mismo año 1975, México conmemoró el I Centenario de la fundación de la Academia Mexicana de la Lengua. El número académico más destacado fue un Coloquio sobre la lengua española en el mundo contemporáneo. Delegados para este coloquio por parte de la Academia Ecuatoriana fueron el poeta José Rumazo González y Rodríguez Castelo. Rodríguez llevó al Coloquio una ponencia impresa, que era todo un pequeño libro:  El español actual: enemigos, retos y políticas  (Quito, 1975). En la Tercera Comisión, el académico de la Española, Zamora Vicente, dijo: «Aquí tenemos representantes de por lo menos nueve naciones; podemos pedir que se presente esta ponencia en el próximo Congreso de Academias. Todo lo que dice el señor Rodríguez Castelo es importantísimo». El pleno de la sesión final del Coloquio aprobó este pedido.

Y, efectivamente, el  VII Congreso de Academias, reunido en Santiago de Chile, entre el 13 y el 23 de noviembre de 1976, al que Rodríguez Castelo concurrió como representante de la Academia Ecuatoriana, y actuó secretario de la Comisión III, de temas gramaticales, en unión con los académicos Luis Moscoso Vega y Justino Cornejo, acogió el pedido del Coloquio mexicano, y discutió las propuestas del libro El español actual: enemigos, retos y políticas. Y presentó dos ponencias en el Congreso: una sobre la necesidad de una política de las Academias frente a los grandes retos que  plantea el español (tema de su libro) y otra sobre la necesidad de unificar la terminología lingüística en el mundo hispano. Esta segunda ponencia fue aprobada con un voto de aplauso.

Nuevo reconocimiento de sus tareas  por el español del Ecuador: la Unión Nacional de Periodistas. En enero de 1977 se lo comunica su  presidente: «Tengo el gratísimo encargo de informarle que el Directorio de la Unión Nacional de Periodistas, en su sesión extraordinaria del 20 de enero del año en curso, resolvió otorgarle «un premio especial» por su constante y tesonera labor cultural, a través de distintos medios de la comunicación social; y de manera especial por su singular  empeño en defender la riqueza del lenguaje y el buen decir y escribir».

En 1978 publica, dentro de una serie de pequeños libros suyos, El Hermano Miguel, lingüista, primer estudio completo y riguroso de quien fuera el mayor gramático ecuatoriano del siglo XIX y uno de los más destacados de América. El libro establece el corpus de la producción lingüística del sabio hermano cristiano, lamentablemente dispersa y poco conocida en su mayor parte.

Al conmemorarse el milenio de la lengua castellana, en acto auspiciado por la Embajada de España, la Academia Ecuatoriana de la Lengua y el Instituto de Cultura Hispánica pronuncia la conferencia «Orígenes de la  lengua castellana» (abril de 1978).Y, dentro de la serie de libros propios que se halla publicando, dedica al tema el número 2: Cómo nació el castellano (Quito, Publitécnica,1979).

Había sido preocupación de varios Congresos de Academias atender al léxico sexual  del español actual y recogerlo en registros. Tal requerimiento halla respuesta en 1979 en el libro de Hernán Rodríguez Castelo Léxico sexual ecuatoriano y latinoamericano. (Publicación de Libro Mundi, en Gallocapitán). En sus 400 páginas se estudian 607 términos del léxico sexual ecuatoriano, con análisis en cada uno de sus procesos de  sexualización, significado y usos, tanto en el habla popular y el humor popular, como en el folclor y la literatura. Cada capítulo tiene al final un listado de las palabras de denotación o connotación sexual de las diferentes zonas lingüísticas de América. El filósofo peruano, Miembro de la Academia Peruana de la Lengua, Francisco Miró Quesada dijo del libro -que él no conocía todavía sino en original mecanografiado- que «era el aporte más interesante y profundo en estas cuestiones» (Lima, «Gente»,10 de agosto de 1978), y añadió:

Pero la historia no queda aquí. Lo más notable es que Hernán Rodríguez Castelo se atrevió a hacer lo que todavía ningún académico había osado ni siquiera imaginarse. Dio una conferencia sobre el tema, en su condición de académico, en un local central de Quito. La conferencia estuvo llena de personas de toda clase y condición y fue realzada por un grupo de cultas damas. Cuando terminó el público aplaudió lleno de admiración, durante varios minutos. No cabe duda de que nuevos vientos soplan en América Latina.

El Léxico sexual se lanza en Lima (agosto 1979) y se presenta en La Paz (Octubre 1979).

Estudia la prosa de Benjamín Carrión en varias entregas de «Idioma y Estilo» y publica el libro «Benjamín Carrión, el hombre y el escritor», que se presenta en agosto de 1979, en Lima, y en Guayaquil en el I Curso Internacional Pre-doctoral de Investigación Bibliográfica y Crítica Literaria (Universidad de Guayaquil, Julio 1979).

Sigue publicando sus grandes libros de historia de la literatura ecuatoriana. La Historia general y crítica de la literatura ecuatoriana avanza un nuevo tramo, con la publicación de Literatura en la Audiencia de Quito. Siglo XVII, que aparece en noviembre de 1980. Pero no abandona sus tareas en el campo del español. Es invitado a participar en el I Seminario Taller para definir el enfoque lingüístico-didáctico de la enseñanza del idioma español, organizado por el Ministerio de Educación y Cultura (febrero 1980).

Y su amor a la lengua se desborda en el número 5 de su «Serie de divulgación cultural», dedicado a la gran novela cervantina: Cuatro días por los caminos del Quijote,  que se presenta, por el Día del Idioma, el 26 de abril de 1980, en la Casa de Benalcázar. Es un deambular por caminos y ventas y pueblos quijotescos, pero, según un comentario de prensa, «En pasajes de la obra -los mejores- se trata, más bien, de una verdadera interpretación del Quijote y lo quijotesco. De allí la importancia de este pequeño texto que, por otra parte, está magníficamente escrito y se lee con mucho gusto» («Ultimas Noticias», 11 de mayo de 1980).

Es designado miembro de la Comisión Asesora Permanente del Idioma Nacional, que crea el Ministerio de Educación (mayo 1980). Y participa también en el Seminario de Didáctica del Español, organizado por el Ministerio de Educación (septiembre 1980).

En 1981 «Su Librería» publica Habla y estilo de Bolívar.

            Al Congreso Internacional que el Círculo Lingüístico Ricardo J. Alfaro organiza por el bicentenario del nacimiento de Andrés Bello -Panamá, del 17 al 22 de agosto de 1981- lleva como ponencia un libro de cerca de 400 páginas: Claves y secretos de la literatura infantil y juvenil. Poética, estética, retórica y ética. El libro, llevado por los participantes del Coloquio a sus países, se convierte en texto o auxiliar indispensable para este fascinante campo del idioma y la creación literaria que es la literatura para niños.

El 6 de mayo de 1982 aparece el recién creado diario quiteño «Hoy» la primera entrega de «Hoy en el lenguaje», su columna semanal de cosas del idioma: «Los que «se» pertenecen». Y el diario le pide que dicte un curso de redacción a su personal.

Participa, a nombre del Ecuador, en el «Coloque International Litterature et pensee contemporaines en Amerique Latine et aux caraibes: conservation, difussion et editions critiques des manuscrites», en París, del 16 al 20 de mayo de l983.

«Semana» de «Expreso», de Guayaquil,  felicita a Rodríguez Castelo por las dos mil columnas de «Idioma y Estilo». «Saludamos a don Hernán Rodríguez Castelo por sus dos mil columnas sobre «Idioma y  Estilo» publicadas en los diarios «El Tiempo» y «Expreso». «Dice él, que demoró 16 años en escribirlas y nosotros en leerlas. Los hombres de reflexión necesitan aliento y, seguro, más de un lector anónimo debe haber mandado su saludo telepático hacia el joven maestro que lenta, pero empecinadamente, ha impuesto un estilo. El trabajo». («La agenda de Tony», «Semana» de «Expreso», 22 de mayo de 1983).

En este mismo 1983 asesora en la parte idiomática el programa de televisión de Juanita Vallejo de Navarro «La palabra correcta». El 8 de mayo de 1984 el Secretario Perpetuo de la Real Academia Española recibe de manos de Juanita de Navarro los libretos y video de «La Palabra Correcta». La prensa ecuatoriana informaba: «La  Comisión de Gobierno de la Academia de la Lengua Española, estudió el programa y actualmente ha sido incorporado a los archivos oficiales de la institución, luego emitió un acuerdo de felicitación a la señora Juanita de Navarro y a su asesor el académico D. Hernán Rodríguez Castelo, animándolos a continuar con esta generosa tarea». («El Universo» 24 de junio de 1983).

Por encargo del Centro Internacional de Periodismo para América Latina (CIESPAL) hace el libro Redacción Periodística, ya comentado en el capítulo dedicada a la actividad periodística.

En 1992, al recordarse 500 años de la llegada del español a lo que se iba a llamar América, participa activamente en la conmemoración. Se adelantó, en el Día de la Raza de 1990, con el ensayo «El día de la raza en vísperas de los 500 años», que se publicó en varios diarios del país.

Frente a las visiones que insistían en el choque de razas y la depredación de la vencida por la dominante, la Academia Ecuatoriana destacó un concepto mucho más profundo y sólido. Fue en abril de 1992 con la conferencia de Rodríguez Castelo «500 años de mestizaje», que la Academia Ecuatoriana de la Lengua recoge en sus «Memorias» y hace circular en separatas. Entre el nutrido público que llenó la sala en que se dijo la conferencia había una importante representación de las organizaciones indígenas.

El mismo año 1992 publica también, en las «Memorias de la Academia Ecuatoriana», el ensayo «El español, lengua de dos mundos a los 500 años», que además circula profusamente en separatas.

Lo más importante de la conmemoración de los tan discutidos 500 años fue la publicación de un libro, que se presentó exactamente a los 500 años del  día en que se escuchó por primera vez el español en playas americanas.  El Ministerio de Educación y Cultura y la Subsecretaría de Cultura, el Consejo Nacional de Cultura, la Academia Ecuatoriana de la lengua y la Corporación Editora Nacional unieron esfuerzos para publicar el libro de Hernán Rodríguez Castelo La «Gramática Castellana» de Antonio de Nebrija. En la contratapa del libro se leía:

El mejor homenaje a un libro de hace medio siglo parece ser otro libro: un libro que incite al hombre contemporáneo a leerlo y lo ayude a apreciarlo en su real dimensión y a entenderlo en cuanto significó para construir e iluminar una lengua que comenzaba a vivir la hora de su esplendorosa plenitud. Por haberlo entendido así la Academia Ecuatoriana de la Lengua ha querido rematar todo un programa de recordación de la primera gramática del castellano con la publicación de este libro que sin duda desplegará ante todos los hispanoparlantes interesados por su lengua un fascinante horizonte de inteligencia del castellano en el momento decisivo en que comenzó a ser el español, lengua de dos mundos.

            El discurso de presentación del libro lo dijo el Ministro de Educación y  Cultura Eduardo Peña Triviño. Por encima de lo que llamó «pecados de criollos y mestizos», «prefiero -dijo- destacar la unidad y el vínculo que la hace posible».

            El escritor Francisco Proaño Arandy elogió en su columna de Hoy lo que significaba la Gramática para Nebrija: «Profunda, rigurosa, iluminadora, la obra de Rodríguez Castelo realiza algún viejo sueño del autor y nos hace partícipes del mismo» (19 octubre 1992).

La Academia Ecuatoriana publicó también, en ese 1992, del mismo autor  Gramática elemental del español.

En 1994, Rodríguez Castelo recoge la experiencia de más de dos décadas de haber dado cursos de redacción y haber mantenido seminarios por todo el país en un libro de especial claridad y fácil empleo: Cómo escribir bien. El libro conoce numerosas ediciones y sigue publicándose y ayudando a periodistas, profesores, estudiantes y público en general a superar sus deficiencias o temores en el mundo de la escritura.

En este mismo año, la Academia Ecuatoriana de la Lengua recuerda el centenario del nacimiento del gran humanista, académico de la Ecuatoriana, P. Aurelio Espinosa Pólit, S. I., con la conferencia «El humanismo de Aurelio  Espinosa Pólit» (11 de julio de 1994), que se publica en la Revista Nacional de Cultura (Nº 3, 1994).

Elabora un  «Proyecto curricular de redacción para oficiales de FF. AA.» (Agosto de 1995).

Escribe artículos sobre lengua y lenguaje en la revista «Chasqui» de CIESPAL.  Entre ellos, en el Nº 53 (Marzo de 1996), «El Diccionario entre el fetichismo y el prejuicio»; en el 56 (diciembre de 1996), «El periodismo  y las siglas»; en el 57 (Marzo de 1997), «El periodista y la «a» «.

El 24 de noviembre de 1998, la Academia Paraguaya de la Lengua Española lo designa Académico Correspondiente, y  en emotivo acto tenido en su sede de Asunción se le entrega el diploma y la insignia que lo acreditan como tal.

Asiste, como representante de la Academia Ecuatoriana, al XI Congreso de Academias de la Lengua Española, que se realiza en Puebla de los Ángeles, México, del 15 al 19 de noviembre de 1998. Como integrante de la Comisión de Unidad y Proyección del Idioma II, el martes 17, presenta su ponencia «El español ante un nuevo milenio: la problemática pendiente». La ponencia se publica en al «Boletín de la Academia Peruana de la Lengua» (2º semestre de 1998).

Junio de 2000: «En consideración a los conocimientos lingüísticos, méritos literarios y demás ejecutorias», la Academia Norteamericana de la Lengua Española le nombra individuo en la clase de Correspondiente.

El Concejo Metropolitano de Quito le otorga la condecoración «Aurelio Espinosa Pólit» por su obra como ensayista, lingüista, crítico literario y de arte, personaje que reúne toda las características del humanista clásico, representante ecuatoriano a varios certámenes de cultura y asesor pedagógico al más alto nivel». Diploma y medalla le son entregados en la sesión solemne de recordación de la fundación de la ciudad, el 6 de diciembre de 2003.

Representa al Ecuador en el «Congreso Iberoamérica siglo XXI», en Caracas. Su ponencia se titula «Literatura del siglo XVIII quiteño: del esplendor a la maduración».

La Academia Ecuatoriana acuerda publicar una «Biblioteca de Lingüística Ecuatoriana». Como primer volumen de esa colección aparece el libro de HRC Pedro Fermín Cevallos. Breve catálogo de errores en orden a la lengua i al lenguaje castellano», en 2008. El libro es una edición crítica de las seis del Breve Catálogo de Errores que aparecieron en vida del autor, y lleva un estudio preliminar de doscientas trece páginas, en que se recorre vida y obra de quien fuera el primer director de la Academia y se estudia el aporte lexicográfico de su catálogo, a través de sus  ediciones, que traen importantes, supresiones y aumentos de las palabras usuales en el español ecuatoriano de la segunda mitad del XIX.

Como adelanto al homenaje a Pedro Fermín Cevallos en el primer centenario de su nacimiento -que se cumpliría el 7 de julio de 2012-, el libro se presenta en su ciudad natal, Ambato, en el Salón de la Ciudad, el 26 de noviembre de 2009.

Octubre de 2012: la Fundación para la Integración y Desarrollo de América Latina FIDAL y la Revista Edu@news le otorgan un Premio a la Excelencia Educativa, «por su trabajo constante y decidido en favor de la educación»

El 1 de marzo de 2013 es elegido subdirector de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, y en tal condición, organiza y preside la Comisión de Lexicografía de la Academia.

En los actos con que se solemniza, en 2014, la reinstalación de la Academia Ecuatoriana en su noble casa de la plaza de La Merced, restaurada, pronuncia, el 18 de marzo, una de las dos conferencias magistrales programadas: «Pedro Fermín Cevallos, el primer director de la Academia Ecuatoriana y su obra inicial de la tarea lexicográfica académica».

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